Girlie Show Argentina: 2da parte

Cómo lo viví ?

Tenía 15 años y apenas un año de fanatismo con lo cual ese show significaba tocar el cielo con las manos, el sueño de todo fanático de Madonna: estar en su recital. Rogué una y mil veces el permiso a mis padres, pero no había caso: no tenia parientes ni amigos en Capital, por lo tanto la negativa era rotunda ya que por mi edad no podia hospedarme en un hotel y tampoco conocía la ciudad como para manejarme bien. Yo intentaba convencer a mis padres de que nada me iba a suceder, que me iba a cuidar, que ya era grande...15 años.



Portada del dvd japonés.

Los recitales eran en Octubre, no tenia la entrada porque lisa y llanamente no me dejaban ir (además sólo se conseguían en el estadio, nada de venta telefónica y por supuesto ni Internet) pero algo se me tenía que ocurrir, no podia perderme LA oportunidad porque¨y si luego no viene nunca más? ¨ Asi que faltando muy poco tiempo, calculo 2 semanas se me ocurrió un plan.


Le pedí a un amigo y su abuela que me ayudaran. Ellos tenian que ¨inventar¨ un pariente en Buenos Aires que se enterara de casualidad de mi situación: querer ir a ver a Madonna y no tener dónde alojarme. Asi que con el pretexto de salir a sacar fotocopias para la prueba de Biología, le avisé a mi amigo que llamara a casa para darme la ¨sorpresa¨. Claro, yo no iba a estar asi que necesariamente le iba a tener que comentar la noticia a mis padres y cuando llegué a casa ¨ohhhhh¨. Salió todo redondo. Para darle mayor veracidad al supuesto pariente le inventé Apellido, Nombre, profesión, estado civil, barrio, teléfono y domicilio. El domicilio era de una sucursal de Musimundo y el teléfono también pero modificado (y para asegurarme que no me iban a llamar los iba a mantener comunicados a cada rato). La abuela de mi amigo casi no tuvo protagonismo (no le parecía bien la idea, pero me apreciaba tanto que la pude convencer), en caso que mis padres hubiesen querido confirmar todo, iban a hablar con la abuela compinche.

Admito que fue un acto de locura y fanatismo. Si me hubiera pasado algo...por suerte nada grave, pero reconozco que fui totalmente imprudente, aunque por entonces el ûnico riesgo que se me cruzaba por la cabeza era llegar y no conseguir entrada. Asi que ya con el permiso, le conté a medio mundo que iba a ir al recital de Madonna, pero con el transcurso de las horas los rumores de censura sobre el show eran muy fuertes: diversas organizaciones religiosas, ligas de familia, en definitiva grupos creídos de autoridad moral para cuestionar los actos de terceros, solicitaban la prohibición del show por lo que Madonna habia hecho en el Blond Ambition (que ellos creían se iba a repetir) y por considerar que no era una persona ¨digna¨ de ofrecer un espectáculo, que sus shows eran inmorales, que atentaban contra el orden pûblico y huevadas semejantes. Por suerte nada de eso prosperó, pero en 1993 hablar de censura y prohibición era normal, algo que afortunadamente hoy no se concibe ni en términos culturales, mucho menos legales.

Viernes 29

Subí al colectivo, el viaje consistía en 650 kms desde mi ciudad Bahía Blanca hasta Buenos Aires. Tenía unas ansias y una alegría inexplicables. No les puedo transmitir lo que fue ese viaje, yo solo, imaginando en horas ver a la Madonna de los videos, la de True Blue, la de Holiday y Rain, cantando a metros de mi. Se me salia el corazón, incluso dormí poco y nada. Cada kilómetro me parecía interminable.

Sábado 30 por la mañana.

Me desperté porque traían el desayuno. Miré por la ventanilla, el cielo estaba nublado. Cuando el colectivo comenzó a entrar a la ciudad empecé a ver en varios puntos, al costado de la autopista, gigantografías de Madonna !. La conocida publicidad del Girlie Show aparecía multiplicada por todos lados, me queria bajar ya !!

Una vez llegado a la terminal de ómnibus y sin perder un segundo, me tomé un taxi hasta el estadio River Plate rogando que hubiera alguna entrada. A metros del estadio empezaba a ver posters, remeras, fanáticos, móviles de tv, radios, todo empezaba a ser una fiesta, pero yo aûn no tenía la entrada.

Llegué a la ventanilla y casi sin pensar compré una platea, queria tener urgente cualquier entrada (quedaban muy pocas, afortunado yo ?). Ya con el pasaporte a la emoción en mis manos, se me dibujó una sonrisa de triunfo. Me relajé un poco y crucé a una estación de servicio a comprar algo para pasar la tarde. Regresé al estadio, averigué dónde era la entrada y ahi me quedé esperando.

Continuará...