
Si hay algo indiscutible en
Madonna es su vigencia. En el exigente mercado competitivo del pop, dominado por figurines y mediáticos salidos de
Disney y otros
reality shows, mantenerse presente con una propuesta que acapare la atención y ventas es sumamente complicado. Más aûn si quien lo intenta es mujer (a los hombres se les perdona la panza, las arrugas, estar borrachos, etc) y encima si esa mujer emergió al estrellato hace dos décadas, alcanzando los 50.
Pero
Madonna es inteligente, se reinventa, conoce todos los puntos cardinales, dictamina tendencia y por eso, a pesar de haber logrado hits como
Like A Virgin,
La Isla Bonita,
Material Girl,
Like A Prayer, etc, no se ha quedado regodeando con el éxito obtenido y ha querido más, creando otros éxitos a la altura del reconocimiento de esos clásicos, tales
Music,
Take A Bow,
Don´t Tell Me,
Hung Up y ahora
Give It 2 Me.
A horas del show, nos vamos a encontrar con una producción de envergadura mayor, un destello infernal de sensaciones interminables de adjetivar, pero sobre todo nos vamos a encontrar a una
Madonna en su
mejor momento profesional, que sale de gira presentando aquellos clásicos que la convirtieron en estrella del pop y que hace del escenario su vida misma.
NO viene una
Madonna retro en sus ûltimos días presentando una colección de hits añejos, viene una
Madonna con un nuevo disco, recordando viejos éxitos, pero también los más recientes. Esa
Madonna que en su intimidad se ve tan pequeña, increíblemente sobre el escenario se agiganta, se transforma en gran-diosa.
Es la indiscutida
Reina del Pop porque
Madonna ha logrado hacer de su mûsica (de su mundo) más que un simple estilo, un
género propio.